Lújar
por Marta Palomo Hermoso
Esta villa granadina combina el atractivo de la sierra con la playa, a la que llegaremos en pocos minutos. Por lo que sus visitantes encontrarán en él turismo de montaña y de mar al mismo tiempo.
Se sitúa en la falda de la sierra que lleva su nombre y su casco urbano es el mejor testigo de las influencias pasadas. Las casas discurren a la sombra de la montaña y en forma de pequeño portal.
Una época de la que también han quedado vestigios de aljibes y acequias musulmanas.
Aunque el origen de esta población lo encontramos en la época fenicia, fecha de la que datan los olivos milenarios que encontraremos en la localidad y que forman el lugar conocido como El Castillejo.
En su casco urbano, formado por calles estrechas y empinadas, se encuentra el monumento más destacado de Lújar, es la Iglesia Parroquial de Santo Cristo de Cabrilla.
Ya a las afueras del pueblo los visitantes pueden dar paseos por un impresionante bosque mediterráneo formado por alcornoques, castaños y pinos; es el Alcornocal de Lújar. Por todo ello, está declarado como Complejo Serrano de Interés Ambiental.
Recomendable es además la subida a la Sierra, una actividad no apta para cardíacos pues el sendero que conduce a la cima es empinado, estrecho y peligroso. Los aventureros podrán disfrutar desde allí de unas estupendas vistas de Sierra Nevada.
Los productos realizados en cerámica son los más característicos de suartesanía local.
En su gastronomía hay varios platos característicos, el más popular es el lomo en orza. Otras especialidades son la zalamandroña, elaborada con sardinas y calabaza; y el pan de higo.
Celebra sus fiestas patronales en agosto y también es jornada festiva el siete de octubre, por la Virgen del Rosario.
Separan Lújar de la capital de Granada unos 98 kilómetros. Para llegar hay que tomar la A-44 en dirección Motril y una vez pasado este municipio desviarse por la N-323 y la N-340. Al pasar Castell de Ferro, la comarcal GR- SE-41 desemboca en nuestro destino.