Carataunas
por Marta Palomo Hermoso
Los viajeros que busquen tranquilidad y pasar unos días de auténtico descanso encontrarán en Carataunas el lugar idóneo para ello. Es el municipio más pequeño de toda la Alpujarra granadina, pero sus cinco kilómetros cuadrados de extensión están llenos de encanto.
Su historia está ligada al mundo árabe, de esta época conserva los restos del que fuera un cementerio llamado Macabé. Y hay más porque en su casco urbano conserva una iglesia parroquial, de Nuestra Señora de la Paz, con imágenes de gran valor, atribuidas a la escuela de Alonso Cano. Para visitar encontramos también la casa señorial del “Corps”, que mandó construir Isabel II.
Carataunas es, por su ubicación geográfica y morfología, un escenario perfecto para disfrutar del turismo rural en estado puro. Así como de paseos por su entorno natural alpujarreño.
Conserva una artesanía que surgió en el siglo XVI, son los productos en cerámica pero denominada Fajalauza, porque así se llamaba el barrio alfarero en el que se iniciaron estos trabajos. Se caracteriza por ser cerámica policromada, con el fondo blanco y decorada en tonos azules y verdes.
Si queremos degustar su gastronomía típica no hay que pasar por alto sus embutidos y el jamón, así como el puchero de hinojos.
Sus fiestas patronales son en honor a la Virgen de la Paz, que sale en procesión en agosto. Destaca también una moderna tradición, conocida como “Los Mundiales”, una jornada en la que se realizan concursos de tiro al plato con huevos y de consumidores de flanes y bebedores de leche.
Casi 60 kilómetros separan la capital de este municipio. Para llegar hay que tomar la A-44 en dirección Lanjarón y una vez pasada esta villa, por la A-348 y después por la comarcal GR-421 encontraremos Carataunas.
