Partaloa
por Marta Palomo Hermoso
Este municipio destaca de sus alrededores por ser una zona donde el paisaje abrupto de la sierra y las rocas del Valle del Almanzora dejan paso a una localidad donde la tranquilidad, el blanco de sus casas y la vegetación frondosa, son protagonistas.
De hecho desde edades muy remotas se asentaron aquí núcleos de población que han dejado sus huellas; desde la Prehistoria, el Neolítico hasta la Edad de Bronce. De este periodo han aparecido yacimientos arqueológicos en la Loma de la Estación y la Rambla de las Horcas.
Uno de sus monumentos más destacados es la Iglesia de la Virgen de las Mercedes, de estilo barroco y declarado monumento Histórico Artístico. Un edificio basado en los planos que realizó el prestigioso Ventura Rodríguez y que quedó parcialmente destruida tras varios terremotos.
Además al pasear por sus calles el visitante puede apreciar que el paso del tiempo en esta villa se ha detenido; sus casas se distribuyen en varias filas y aún conservan el color blanco característico de las viviendas serranas.
Por sus alrededores, como si de un oasis se tratara, se puede disfrutar de regalos de la naturaleza; sus valles de arcilla blanca y un entorno natural perfecto para la práctica del senderismo. Todo en medio de un paisaje rocoso que rodea todo el Valle del Almanzora.
En su gastronomía local hay varios platos que merece la pena degustar, son la Olla de segadores, el caldo de huevos y los denominados “gurullos” (una pasta realizada con harina, agua y aceite en forma de bolita). De postre, no pueden faltar los roscos a la naranja.
Celebra sus fiestas patronales en junio, en honor a San Antonio de Padua. Pero hay más jornadas festivas importantes, como las fiestas del Cerro Gordo, “Las Farras” y “La Cencerrá”.
129 kilómetros separan esta localidad del centro de Almería y para llegar hay que tomar la N-344 y después la A-7 en dirección Macael. Por la A-334 hasta la salida de la A-399 que desemboca en nuestro destino