Reflexología

La reflexología o reflexoterapia consiste en el tratamiento de las enfermedades por medio de masajes sobre las zonas reflejas de manos y pies. Parte del convencimiento de que en ambas partes del cuerpo están relejadas o representadas todas las demás, mediante conexiones nerviosas. El hígado, los riñones, el corazón, la columna vertebral, los pulmones, el estómago,… pueden ser tratados masajeando de manera adecuada sus puntos reflejos que existen tanto en las manos como en los pies. La mitad derecha del cuerpo está representada en la mano y pie derechos y la mitad izquierda, en la mano y pie izquierdos. Masajear estos puntos reflejos lleva al paciente a relajarse y liberarse de tensiones y contribuye a que el cuerpo busque su propio equilibrio.

Si al trabajar un punto reflejo concreto, el paciente siente dolor, esto significará que el órgano que representa no está funcionando de manera equilibrada. Y será a través de un número de sesiones adecuada a la patología a tratar cómo se logrará volver al equilibrio o buen funcionamiento del órgano del cuerpo en cuestión. Por eso, la reflexología es tanto un método de diagnóstico como de tratamiento.

En esta terapia, hay una regla práctica muy sencilla: si duele, dale masaje. Aunque, como es lógico, es importante saber diferenciar cuando se trata de un dolor reflejo o de un dolor ordinario, o porque el reflexólogo no está haciendo bien su trabajo. El dolor reflejo suele ser como si sintiéramos que nos están clavando algo afilado en el pie y, a veces, nos hará incluso dar un salto y retirar rápidamente el pie.

Como ocurre con otras terapias alternativas, la reflexología o el masaje zonal ya fue practicada por Hipócrates, un gran defensor del masaje en general. Y fue traída de Oriente a Occidente por el doctor estadounidense William H. Fitzgerald, quien en 1917 publicó su libro titulado Terapia zonal (Zone therapy).