Sin emplear medicamentos o remedios químicos, los fisioterapeutas tratan incapacidades o alteraciones físicas por medio de métodos de energía natural como el frío, el calor, la movilización mecánica o manual, etc. Según la Confederación Mundial para la Fisioterapia, ésta es el arte y la ciencia del tratamiento físico. Es decir, el conjunto de técnicas que mediante la aplicación de agentes físicos curan, previenen, recuperan y readaptan a los pacientes susceptibles de recibir tratamiento físico.
Deportistas, trabajadores, personas con ciertas discapacidades, ancianos,…pueden mejorar su forma física, recuperar la movilidad de ciertas partes del cuerpo dañadas por una lesión y volver a sentirse independientes gracias al trabajo de un buen fisioterapeuta. Aprender a evitar lesiones al realizar nuestro trabajo diario o al practicar nuestro deporte favorito, saber cómo manejar un miembro del cuerpo afectado a la hora de realizar tareas cotidianas como vestirnos, darnos un baño o dar un paseo; o los ejercicios que podemos llevar a cabo en nuestro domicilio para continuar con un proceso de recuperación o rehabilitación.
Los fisioterapeutas ayudan a una gran variedad de pacientes: enfermos de parkinson, alzheimer, artritis, osteoporosis, paraplejia, ciática, quemaduras, disfunciones posturales, espina bífida, síndrome de down, distrofia muscular, parálisis cerebral, trastornos de incontinencia urinaria,… Por todo esto, es fácil encontrar un buen fisioterapeuta en hospitales y otros centros de salud, gimnasios, mutuas y aseguradoras privadas, residencias de la tercera edad, geriátricos, centros y clubes deportivos, balnearios, gabinetes de fisioterapia, así como en colegios de educación especial y de integración.