Aunque muchos consideran que el yoga es una técnica gimnástica, una religión o una filosofía, lo cierto es que se trata de una disciplina que ordena cuerpo y mente. Mediante ejercicios físicos y psíquicos, lo que pretende es lograr la armonía, la unión con uno mismo y con todo lo que le rodea. Teniendo en cuenta la relación entre cuerpo y mente y buscando el equilibrio entre ambos, el yoga combina todos los movimientos necesarios para asegurar la salud física, con las técnicas de meditación que aseguran la paz mental.
Según los yoguis, maestros del yoga, la edad más adecuada para iniciarse en esta disciplina es la adolescencia, ya que es el momento en que el cuerpo puede alcanzar mayor flexibilidad. Pero cualquier edad es buena para practicar yoga porque la flexibilidad es sólo uno de los componentes de las asanas, es decir, de las posturas dinámicas y estáticas que tiene por objetivo desarrollar en el cuerpo fuerza, flexibilidad, resistencia, coordinación, equilibrio, ritmo y tono adecuado.
Otros componentes del yoga son los mudras, técnicas gestuales de recanalización y dinamización de la energía vital hacia puntos específicos del cuerpo; las pranayamas, técnicas de regulación consciente del ritmo respiratorio para calentar, enfriar, equilibrar o distribuir adecuadamente la energía vital del organismo; las bandhas, técnicas de contracción de algunas partes del cuerpo para bloquear, concentrar o contener la energía en ciertas zonas del organismo; o el radja yoga, que significa yoga real y que tiene por objetivo interiorizar la conciencia a través de la relajación profunda, de forma que posibilita la percepción de diferentes puntos del cuerpo y de diversas emociones, sensaciones y pensamientos.
Hay muchísimos libros que tratan de enseñar los diferentes componentes y ejercicios del yoga, pero lo mejor para iniciarse en esta disciplina es acudir a un buen centro especializado en el que podremos aprender, con seguridad, las técnicas básicas.