Fue el profesor Georges Ohsawa, japonés nacido en 1893, quien sistematizó y divulgó en el mundo occidental la medicina macrobiótica. Todo empezó cuando a los veinte años, se curó de una serie de enfermedades única y exclusivamente a través de una dieta alimenticia. Para él, esta medicina es la interpretación biológica, fisiológica y dialéctica de la filosofía del Extremo Oriente.
La Macrobiótica, palabra que deriva del término griego macro, que significa grande, largo, y el término bios, que significa vida, es una forma de vivir y comer practicada durante muchos años por miles de personas en todo el planeta. Quienes siguen esta filosofía, entienden que una dieta determinada, el ejercicio y una forma concreta de vivir puede mejorar la salud del ser humano. El objetivo es encontrar el equilibrio y la armonía entre el yin y el yang, teniendo en cuenta las diferencias individuales como el lugar en el que vive, el clima, los alimentos propios de cada zona y cada estación, las actividades que lleva a cabo cada persona o su estado de salud; todos ellos factores que determinan las diferentes necesidades nutricionales.
Si hablamos de macrobiótica sólo como una dieta alimenticia, es conveniente hacer hincapié en un hecho: el Gran jurado del Estado de Nueva Jersey sentenció, en 1996, que la dieta macrobiótica constituía un peligro para la salud de la población.
Pero la macrobiótica no es sólo una dieta, es una forma de vivir y entender la vida. La dieta es sólo una parte de ella y no existe una misma dieta macrobiótica adecuada para diferentes personas.