La Puebla de Cazalla
por Marta Palomo Hermoso
Entre la sierra y la campiña sevillana encontramos este municipio que conserva numerosos monumentos y vestigios del pasado.
De los más destacados es la Iglesia de Nuestra Señora de las Virtudes, declarada Bien de Interés Cultural; con importantes obras de arte en su interior, como el Retablo Mayor y las esculturas de Santa Ana y la Virgen Niña.
Debido a su ubicación y a la proximidad con el río Corbones, ha sido desde la Prehistoria el lugar idóneo para el asentamiento de poblaciones. Restos del Neolítico, Calcolítico, de la Edad Media y árabes, hacen de La Puebla de Cazalla un destino perfecto para los amantes del pasado.
En el recorrido cultural no podemos pasar por alto el Castillo de Luna, construido durante el periodo musulmán, se alza sobre un cerro y es de propiedad privada. Se trata de una villa con gran valor paisajístico gracias a las terrazas naturales que se han formado a lo largo del río; sin duda, todo un regalo para sus visitantes.
De su casco urbano merece la pena conocer además la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, con piezas de orfebrería de los siglos XVIII y XIX. También la Ermita de San José y el Museo de Arte Contemporáneo Jose María Moreno Galván, un homenaje a este crítico de arte.
En relación a su artesanía característica hay que destacar la ebanistería y los trabajos en barro.
Para comer hay muchos platos de su gastronomía donde poder elegir. Es el caso del cocido, las “papas aliñás”, el gazpacho, las tortillitas de bacalao y de sus dulces, las tortas fritas, los roscos de San Blas o los “entortaos”.
Las fiestas más importantes de La Puebla de Cazalla se celebran en agosto, en honor a la patrona, la Virgen de las Virtudes. Y la feria es en septiembre, con paseos de caballos y casetas.
Hay unos 70 kilómetros entre esta localidad y la provincia de Sevilla. Llegaremos tomando la A-92 hasta la salida 63 que desembocará en nuestro destino.
