El Coronil
por Marta Palomo Hermoso
En la ermita de esta localidad encontraremos unas pilas de agua benditas que son las conchas de las almejas más grandes del mundo. Las trajo desde Filipinas un marino en el siglo XIX, una curiosidad que pocos conocen.
Y es que este pueblo de la campiña sevillana guarda en su término municipal restos arqueológicos que permiten saber que estuvo poblada por íberos, cartagineses, romanos y, por supuesto, musulmanes.
Así que los que visiten El Coronil podrán visitar numerosos lugares de interés. A tan sólo tres kilómetros de la localidad se encuentra el Castillo de las Aguzaderas, construido en torno al siglo XV. En su origen servía para proteger un manantial del agua de la fuente que lleva su nombre.
Y hay otro castillo que podemos conocer, el del Coronil, cuyo origen se remonta a la época celta, aunque ha sido reconstruido en varias ocasiones.
Volviendo al casco urbano encontraremos más monumentos para disfrutar del arte en este municipio. Es el caso del Convento de la Santísima Trinidad que conserva en su interior imágenes de la época barroca, la Iglesia de Nuestra Señora de la Consolación y la Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios. Así como la Ermita del Calvario y la Capilla del Cristo de la Vera Cruz.
Pero además sólo pasear por sus calles supone una visita al mundo natural pues en El Coronil hay muchos parques y jardines, los más destacados el Parque del Barranco, el Jardín de las Flores y el Parque de la Marcela.
De su artesanía son destacados los productos elaborados en madera, la cerámica y los tejidos.
Y en relación a su gastronomía lo más típico es degustar platos variados en lo denominado como “tapeo”, en revueltos, pescados a la plancha o tagarninas esparragadas.
Sus fiestas patronales se celebran en agosto en honor a San Roque y además es muy famosa una romería curiosa, por ser sin santo, en mayo.
Separan El Coronil de la capital de Sevilla unos 50 kilómetros, para llegar tomaremos la A-376 hasta encontrar nuestro destino.