Alcaucín
por Paz Rosado
Alcaucín es uno de esos municipios malagueños de la Axarquía que deja bien a las claras su origen moro. Lo pone de manifiesto no sólo su nombre, que viene del término árabe Al Cautin, que significa los arcos; también lo hace su fisonomía de calles estrechas y sinuosas, con casas bajas de fachadas encaladas.
Pero mucho antes que los árabes, en estas tierras vivieron otros hombres de la prehistoria, como prueban restos hallados en diferentes yacimientos arqueológicos, como el llamado Boquete de Zafarraya. En agosto de 1983, se encontraron en una cueva cercana a ese lugar diferentes huesos de un hombre del neardenthal, que los arqueólogos bautizaron como “El hombre de Zafarraya”. También se cree que el Castillo de Zalia, situado frente al casco urbano de Alcaucín, fue obra de los fenicios que, más tarde, ocuparon los árabes para, finalmente, tras la reconquista cristiana, convertirse en prisión para los moros.
Cuenta la leyenda que en la zona donde se encuentra la citada fortaleza, existió una ciudad muy antigua que algunos autores hacen corresponder con Odyscia, escenario de las aventuras de Ulises durante los viajes que realizó por nuestras costas tras la guerra de Troya.
En el casco urbano, el centro lo constituye la Plaza de San Sebastián o de la Constitución, donde está la Iglesia del Rosario, obra del siglo XVIII, y el Ayuntamiento, un edificio sin interés arquitectónico. Cerca de esta plaza, se encuentra uno de los emblemas de los Alcaucineños, la Fuente de los Cinco Caños, que ofrece agua de los manantiales de la Sierra de Tejeda. Otro edificio interesante es la Ermita de Jesús del Calvario, en el cementerio, ubicado en la parte más alta del pueblo, que fue fundada a finales del siglo XVIII.
En los alrededores del casco urbano, existen otros lugares de interés como laSierra del Alcázar, apta para la acampada y para hacer senderismo; y losBaños de las Majadas, manantiales de aguas sulfurosas con propiedades medicinales que ya fueron utilizados por los árabes.
En el capítulo de artesanía, en Alcaucín podremos encontrar trabajos realizados con esparto.
El apartado de la gastronomía alcaucineña es más amplio y, por supuesto, sabroso. En él encontraremos platos como las tortillas de bacalao con miel, el acemite o gachas con ajos y tropezones, la llamada olla del segador o la calabaza con sardinas. Todo ello lo acompañaremos con el pan romano, de elaboración casera, y el vino moscatel de la tierra. De la repostería destacan las tortas de aceite. No debemos olvidar que Alcaucín es otro de los municipios que conforman la Ruta del Aceite y los Montes.
Para vivir el carácter más festivo de los alcaucineños, podremos elegir entre varias fechas: en enero, las Fiestas Patronales, en honor a San Sebastián; en mayo, la Romería a la Alcázar; en agosto, la Feria y Festival de Flamenco; en septiembre, la Fiesta de la Candelaria; y en octubre, la Fiesta de la Patrona, la Virgen del Rosario. En Semana Santa, se lleva a cabo la llamada fiesta de los judíos, cuando los vecinos, vestidos de máscaras, acosan a los conciudadanos durante dos días.
Alcaucín se encuentra a 54 kilómetros de la ciudad de Málaga, a 20 de Vélez-Málaga y a 10 de La Viñuela.