Castillos en Málaga
por Paz Rosado
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Es en la capital, en la ciudad de Málaga, donde podremos contemplar tres de los mejores ejemplos de edificios fortificados de los que existen en la provincia: la Alcazaba, el Castillo de Gibralfaro y la llamada Coracha. La Alcazaba se encuentra ocupando el extremo este del recinto amurallado, sobre una colina de 130 metros de alto. Es posible que originariamente fuera una construcción fenicia, pero con seguridad fue romana y, posteriormente, árabe. Residencia de reyes y gobernantes musulmanes y cristianos, fue construida por Badis-Maksan y entre los siglos XIII y XVI, fue reformado y fusionado con el Castillo de Gibralfaro, edificio que ocupa gran parte de la cima del monte del mismo nombre. La Coracha es la muralla que une estos dos edificios.
Otras fortificaciones importantes de la provincia malagueña se encuentran en municipios costeros como Fuengirola, donde está el Castillo de Sohail, levantado a mediados del siglo X por Abderramán III sobre un cerro junto al mar. Aunque fue prácticamente destruido durante la reconquista cristiana, ahora se encuentra totalmente rehabilitado y en uso como auditorio de música. En Marbella, además de restos de la antigua Muralla Urbana, también encontraremos restos de su castillo árabe del siglo XI. En Estepona, ruinas de las murallas de un castillo del siglo XV, ruinas del castillo del Nicio y torres vigías en su litoral como la Torre Arroyo Vaquero, la de Baños, la de Guadalmansa o la del Velerín, entre otras. En Manilva, podremos ver el Castillo de la Duquesa, también conocido como el Castillo de Sabinillas, que fue construido en tiempos de Carlos III para defender la costa de los ataques piratas. Y en Rincón de la Victoria, la Casa Fuerte de Bezmiliana, de mediados del siglo XVIII, además de torres almenaras construidas para la defensa de los ataques piratas, como la de El Cantal y la de Benagalbón. También en la localidad costera de Benalmádena encontraremos bordeando su línea costera tres torres vigías: la Torre Bermeja, Torre Quebrada y Torre Muelle, las tres de época medieval.
Ya en el interior de la provincia, son tres los municipios que destacan en este capítulo de edificios fortificados: Antequera, con su Alcazaba declarada Monumento Nacional y conjunto en el que destaca su Torre del Homenaje; Ronda, con las antiguas Murallas Urbanas del siglo XII, con la Puerta de la Almocábar, como una de las más conocidas; y Teba, con su Castillo de la Estrella enclavado en una larga y extensa colina desde la que se divisa el municipio y su entorno.
Otros municipios malagueños en los que podremos ver restos y vestigios de edificios fortificados son: Vélez-Málaga, con la Torre del Homenaje de lo que fue su castillo; Alcaucín y su Castillo de Zalia; Alfarnatejo y su Castillo de Sabar; Algarrobo con sus dos torres vigías, la de Torreladeada y Torrenueva; Alhaurín el Grande con su Castillo de Fahala y la torre vigía de Ubrique; Almogía y sus castillos de Almogía y Santi Petri; Álora y su castillo símbolo del municipio; Alozaina con su castillo de origen musulmán; Ardales y su Castillo de Turón sobre el cerro escarpado al pie del que se levanta el municipio; Arenas con su Castillo de Benthomiz; Benadalid y su viejo castillo árabe en cuyo interior está el cementerio del pueblo; Benahavís y su Castillo de Montemayor, además de varias torres vigías de la época nazarí; Cañete la Real y su castillo árabe; Cartajima con su casillo medieval a las afueras del municipio; Casarabonela y su castillo de origen musulmán; Casares con una fortaleza árabe; Comares y su castillo del que aún conserva dos torreones; Cuevas del Becerro y los vestigios de un castillo medieval en el cerro llamado del Castillón; Frigiliana y su Castillo de Lizar; Istán y lo que queda de su antigua fortaleza, una torre situada en la parte alta del pueblo; Ojén y las ruinas de lo que se conoce como Castillo de Solís; y, para terminar, Sedella con las ruinas de lo que un día fue fortaleza.