La cocina sigue siendo, para muchos, una de las estancias más importantes de la vivienda, el centro de lo que consideran un verdadero hogar. Su utilidad, en estos casos, va más allá del mero lugar en el que guisar un buen potaje o preparar una buena ensalada, de una simple habitación en la que almacenar la comida y otros utensilios necesarios para cocinar. Es el lugar de reunión de toda la familia en momentos claves del día: la hora del desayuno, del almuerzo, de la merienda, de la cena. y de ese vaso de leche antes de irse a la cama.
Los que tienen esta visión, suelen preferir una cocina amplia, luminosa, confortable, acogedora; en la que dé gusto cocinar y comer lo cocinado; en la que se pueda disfrutar de un buen rato de conversación con la familia; donde lo funcional y lo estético no estorben a la comodidad y el confort.
Sin embargo, también los hay que ven la cocina como un pequeño habitáculo al que sólo entran para coger un vaso de agua, una cerveza o un paquete de galletas. El sitio en el que poner la lavadora, el fregadero, la nevera y, por qué no, también una pequeña placa vitrocerámica por si se estropea el microondas y necesita calentar la leche para el café del desayuno.
Tanto en un caso como en otro, contar con la ayuda de un buen profesional de la decoración nos permitirá ajustar el diseño de la cocina a nuestros gustos y necesidades de uso, además de a nuestro bolsillo.
Además, existen muchos comercios especializados en mobiliario de cocina que ofrecen una amplia variedad de formas, colores, materiales y estilos para montar una cocina con todo lujo de detalles. Algunos están especializados en cocinas industriales.