Palenciana
por Marta Palomo Hermoso
La situación fronteriza de Palenciana, ubicada casi entre las provincias de Córdoba y Málaga, ha provocado que en su paisaje se mezclen los almendros que nos dan la bienvenida al municipio, con los famosos Llanos de Antequera.
El origen de la actual población hay que buscarlo en la civilización ibérica, de la que han aparecido restos de yacimientos arqueológicos en el Cerro de los Toros y en la zona conocida como Ad Gemellas. Lugares que bien merecen una visita si queremos adentrarnos en el patrimonio histórico y cultural que ofrece la villa.
Una localidad que nació de un cortijo que se estableció aquí y que empezó a crecer, con calles que parecen distribuirse por alrededor de un caserío. De hecho, Palenciana conserva intacta la fisonomía de sus calles, blancas y estrechas, seña de identidad de un pasado que aún es presente.
La iglesia de San Miguel alberga a la patrona, Nuestra Señora del Carmen |
En el centro de la villa encontramos la parroquia de San Miguel, un templo barroco que data del siglo XVIII y que alberga en su interior la imagen de su patrona, Nuestra Señora del Carmen.
También es recomendable conocer la Fuente de los Ciélagos de la que emanan aguas sulfurosas desde hace décadas.
Ya a las afueras del municipio llegaremos hasta el Parque Forestal ubicado en la rivera del mismo río Genil, lugar idóneo para práctica de senderismo y de otras actividades relacionadas con la naturaleza.
Con respecto a su artesanía hay que destacar los trabajos realizados en forja y uno de los platos de su gastronomía característica es la porra de espárragos, de clara influencia malagueña.
De sus festividades es muy famosa la Semana Santa por sus pregones.
Unos 90 kilómetros separan esta localidad de la capital de Córdoba y para llegar hay que tomar la A-4 dirección Málaga, después la A-45 hasta la salida hacia la N-331. Por la Carretera del Tejar (CP-053) encontraremos nuestro destino.