Encinas Reales
por Marta Palomo Hermoso
Haciendo honor a su nombre, esta localidad estuvo rodeada en la antigüedad de encinas y, según cuenta la leyenda, pasó a denominarse “Encinas Reales” porque la Reina Isabel La Católica descansó bajo la sombra de estos árboles en uno de sus viajes.
Y aunque el origen de su población sea reciente, nació en el siglo XVI con la llegada de multitud de campesinos de Lucena que se establecieron aquí para no tener que ir y venir; han aparecido yacimientos arqueológicos anteriores. Restos romanos en Las Mesillas, dan fe de la presencia de civilizaciones antiguas.
Pero si hay algo que destaca en su casco urbano es la Ermita del Calvario, considerada una de las mejores iglesias barrocas de la zona. Data del siglo XVII y en su interior los habitantes de esta localidad veneran a Jesús de las Penas.
Merece también una vista la iglesia Parroquial, que se alza sobre los restos de otra anterior, de la que apenas se conocen datos. Es de estilo Neoclásico y en su altar mayor se pueden admirar varias piezas de imaginería de gran belleza y valor cultural.
Aunque las encinas ya no abundan tanto como antaño, el paraje natural de esta localidad es un destino perfecto para pasear hasta llegar a orillas del río Genil o Anzur. Donde podremos practicar pesca.
En relación a su artesanía, desde siempre han sido muy conocidos los talleres de costura; llegando al punto de dedicarse a los bordados gran parte de la población.
De su gastronomía, el hornazo es el plato estrella; se trata de un huevo duro con pan al que se le da forma y se cuece al horno.
La fiesta más importante que se celebra es San Marcos, jornada en la que es tradición “atar al diablo”, que consiste en hacer un nudo en una mata de jaramago.
Hay unos 80 kilómetros entre esta localidad y la capital de Córdoba. Para llegar tomaremos la A-4 dirección Málaga y después la A-45.