Israel pertenece a la dinastía de bailaores flamencos Galván de los Reyes. Una dinastía atípica porque cada uno de sus miembros ha desarrollado un estilo propio, particular, diferente. El estilo de Israel Galván quizá sea el más revolucionario, el que más se aleja de los cánones que marca la tradición flamenca más purista. Pero no ha olvidado ni olvida las verdaderas raíces el arte flamenco. Fue Premio Nacional de Danza en 2005 en la modalidad de Creación. En el Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba de 1995 recibió el Premio Vicente Escudero. También ha sido galardonado por el Festival Internacional del Cante de las Minas de La Unión (Murcia) y en varias ediciones de la Bienal de Flamenco de Sevilla.
Acaba de estar de gira con su espectáculo ‘La edad de oro’. Una obra que creó en el 2005 y que para Israel es una especie de laboratorio personal porque le permite desarrollar nuevas ideas. ¿Te está sirviendo para crear tu nuevo espectáculo para el Teatro Real?
No, porque no se pueden realizar muchos cambios en el espectáculo de ‘La edad de oro’. Aunque como es una obra muy básica, que no tiene guión, hay cierta libertad de ideas, me doy permiso para probar variaciones, probar nuevos giros. Pero siempre manteniendo el mismo clima.
¿Qué nos puedes adelantar de ese espectáculo?
Que lo estrenamos a finales del 2012. Pero no puedo adelantar nada porque todavía estamos en el capítulo de presupuestos.
De todas las barreras que has tenido que superar para ser tú mismo, para romper con las tradiciones, para ser innovador ¿cuál te ha sido más dura, más difícil de superar? ¿El de ser un bicho raro en tu familia?
Sí, el entorno flamenco es duro. La familia ya de por sí pesa y si es flamenca, el doble. Pero para seguir bailando y disfrutar de baile, he tenido que romper con consejos de mis padres y de lo que se solía ver en el baile en general. Pero no lo he hecho por rebeldía, sino por necesidad, para poder seguir con esa alegría de bailar con ese lenguaje propio.
Israel Galván en su espectáculo ‘La Curva’
Dices que la crítica te respeta ya bastante, que has superado la relación difícil que tenías con ella al principio de tu carrera. ¿Crees que los muchos premios que has recibido han tenido algo que ver con este cambio?
Creo que yo he pasado un momento de transición y los críticos también tienen derecho a pasar por esa transición. Los críticos me vieron bailar de una forma al principio y luego de otras. Y creo que se han acostumbrado y que han aceptado la humidad de mi trabajo, y que guste o no guste, reconocen que hay un esfuerzo. Pero eso es lo que yo pienso. Quizás tendría que hacerle esa pregunta a la crítica.
Cuando empezaste a dedicarte al baile, ¿en quién y en qué te inspirabas?
Cuando de pequeñito empecé a bailar, para mí era un juego y todo lo hacía por intuición. Yo no era un bailaor de vocación, porque me encontré con el baile a la fuerza. Pero con el paso de los años, me doy cuenta de que la academia familiar me ha servido mucho, y que todo el mundo es digno de servirte de inspiración. Y si tengo que concretar en algún maestro, sería Mario Maya.
¿Y ahora en qué y en quien te inspiras para crear tus espectáculos?
Me doy cuenta de que no tengo un referente solo, que me inspiro tanto en los viejos como en los jóvenes. Me inspiro en seguir evolucionando yo a través de lo que siento o de lo que veo. Mi cuerpo en continua reforma conforme pasan los años, para que el cuerpo no se convierta en una carga.
De todos tus trabajos, ¿hay alguno del que te sientas especialmente orgulloso?
A todos les tengo mucho cariño, porque todos me han costado mucho hacerlo. Y quiero que se sigan manteniendo todos vivos. Pero si me tengo que decantar por alguno, me quedo con el último, porque creo que es donde tengo que tener más equilibrio entre el espíritu y el corazón.
¿Cómo te defines tú a ti mismo como profesional?
Como un bailaor libre.
¿Y como persona?
Como alguien que intenta ser libre.
Israel Galván en su espectáculo ‘Arena’
¿Tienes algún momento del día que para ti sea especial?
No, el mejor momento del día llega cuando menos te lo esperas.
¿Qué es lo que te divierte hacer cuando no estás trabajando?
Estar con la familia, el tiempo con ella para mí es oro, segundos que valen mucho. Si estoy con ellos, siento que estoy haciendo algo buen.
¿Cuáles son tus lugares preferidos de tu Sevilla natal?
El barrio de la Cruz Roja, que es donde voy a vivir ahora; el de Puerta del Osario, donde me crié; y el Campo del Betis, porque soy bético.
Además de Sevilla, ¿qué otros lugares de Andalucía te resultan especialmente atractivos?
Chipiona, en Cádiz.
¿Qué significa para ti ser andaluz?
Una herencia que tengo y que debo aprovechar, porque es una cultura tan grande. Le tengo mucho respeto a ser andaluz.