Las piezas de joyería juegan un importante papel en los momentos claves de la celebración de una boda: las joyas de pedida para la novia y el novio, las alianzas y arras para el enlace nupcial y los pendientes, pulseras, gargantillas, collares o diademas como complementos del vestido de la novia y el traje del novio.
Entre las joyas más tradicionales para la pedida se encuentra el anillo de compromiso para la novia. Pero el repertorio de joyas que se eligen para esta ocasión es cada día más amplio y variado, incluyendo pendientes, pulseras o brazaletes, collares y gargantillas, relojes… Para el novio también se opta por este tipo de joyas, además de los tradicionales gemelos, cubrebotones o alfileres de corbatas de alta joyería.
Los diseños de las joyas para la ceremonia de pedida también han evolucionado con el paso del tiempo. Entre los clásicos, los típicos anillos de compromiso tipo solitario o alianza de diamantes, que, en principio, nunca pasan de moda y pueden lucirse en cualquier ocasión. Para las más atrevidas, diseños muchos más originales y vanguardistas, con piedras como zafiros, esmeraldas, rubíes o cualquier otra piedra preciosa, que hoy en día se lucen tanto con vestidos de fiesta en ceremonias de gala, como con unos vaqueros cualquier noche del año.
Como regalo de compromiso para el novio, es habitual optar por un reloj, pero éste no tiene que responder siempre al modelo clásico de caja y correa de oro. Otra opción es el reloj deportivo, pero elegante, que el novio podrá lucir a diario. Y para los más modernos y atrevidos, unos pendientes de diamante del estilo al que lucen famosos como Beckham.
Las joyas que la novia lucirá el día de la boda deben estar en consonancia con sus gustos y personal estilo, además de con el tipo de vestido y peinado. Si el vestido de novia es escotado, podrá acompañarlo con alguna pieza de joyería para el cuello. Si no lleva escote, lo más adecuado podría ser lucir unos bonitos y vistosos pendientes. En función del peinado elegido para la ceremonia nupcial, la novia podrá incluir entre sus joyas una diadema o cualquier otra joya que realce su cabeza. Las posibilidades son múltiples, desde las más clásicas y sencillas que corren el peligro de resultar sosas, hasta las más modernas, vanguardistas y barrocas, que pueden terminar ofreciendo una imagen saturada, nada elegante y poco favorecedora.