Cardeña
por Marta Palomo Hermoso
La situación geográfica de esta localidad cordobesa, aislada entre dehesas y sierra, ha permitido que se conserven en ella ecosistemas únicos donde podremos divisar algunos de los últimos ejemplares de linces y lobos viviendo en libertad.
Aunque el origen de su población actual es bastante reciente, en 1930 se separó de Montoro, localidad de la que dependía administrativamente, existen restos que dan fe de la presencia humana desde mucho antes.
Vestigios de la Edad de los Metales como restos de sepulturas y también de los periodos íbero y romano.
De su casco urbano hay varios monumentos que merecen una visita, es el caso de la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen, un templo moderno construido sobre los restos de otra; dentro se conservan valiosas piezas de imaginería, esculturas y pinturas. Destaca también la Plaza de la Libertad.
Sin lugar a dudas, el entorno natural de Cardeña es uno de sus principales atractivos, por eso encontramos en la Aldea de “El Cerezo” el lugar perfecto para el turismo rural en pequeñas casitas de piedra.
Además se pueden realizar rutas de senderismo, practicar la caza y visitar las minas abandonadas.
Con respecto a su artesanía los productos más característicos son los elaborados en cuero y en piedra.
El plato estrella de su gastronomía casi siempre estará elaborado con derivados del cerdo ibérico, de su repostería casera destacan los bollos de canela y manteca y la miel se sigue recolectando como en la antigüedad.
Las festividades más importantes de este municipio se celebran en febrero, con la fiesta de la Candelaria, en mayo con la típica “muñeca de San Isidro” y en junio, cuando celebra sus fiestas patronales en honor a San Antonio de Padua.
Hay unos 77 kilómetros entre esta localidad y la capital de Córdoba y llegaremos por la A-4 dirección Ciudad Real y después por la N-420 en la segunda glorieta por la segunda salida encontraremos Cardeña.
